Por Luisa Fernanda Angarita
Después de recorrer y caminar por largo tiempo un callejón llamado “Cantarrana” situado en el barrio El vergel, pude observar que es un lugar tranquilo, pacífico, donde es fácil convivir con las demás personas, donde te saludan sin importar de dónde vienes.
Personas que a diario con su rutina se ganan el diario, que se interesan por la vida y el bienestar de los animales cuidándolos y hasta sacándolos a pasear, tratándolos como parte de la familia.
Es un lugar grande y agradable, lleno de casas con diferentes formas y diseños: casas de madera, latas, casas sin terminar de construir hasta ya construidas con adobes, pintadas y revocadas. Una pared en la que se lee Cantarrana, adornada con dibujos y frases para reflexionar. Es interesante saber que la gente se preocupa por el lugar donde está viviendo y que uno puede visitarlo sin ningún problema.
Después de recorrer y caminar por largo tiempo un callejón llamado “Cantarrana” situado en el barrio El vergel, pude observar que es un lugar tranquilo, pacífico, donde es fácil convivir con las demás personas, donde te saludan sin importar de dónde vienes.
Personas que a diario con su rutina se ganan el diario, que se interesan por la vida y el bienestar de los animales cuidándolos y hasta sacándolos a pasear, tratándolos como parte de la familia.
Es un lugar grande y agradable, lleno de casas con diferentes formas y diseños: casas de madera, latas, casas sin terminar de construir hasta ya construidas con adobes, pintadas y revocadas. Una pared en la que se lee Cantarrana, adornada con dibujos y frases para reflexionar. Es interesante saber que la gente se preocupa por el lugar donde está viviendo y que uno puede visitarlo sin ningún problema.
Fotografía: Kelly Vanessa Cespedes Gallego
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