Por: Juan Pablo Echavarría
Erase
un sábado, un sábado como cualesquiera donde nos encontrábamos como de
costumbre en Ciudad Rural, allí antes de que diéramos inicio con el sistema,
dos compañeros y yo empezamos a marcar números cualquiera en el teléfono y aquel que contestara, seria víctima de una broma
nuestra. Al paso de unos minutos, cuando ya habíamos hecho algunas bromas, se
nos ocurre algo casi macabro, la idea era llamar a la casa de un ex compañero y
realizarle cualquier broma que se nos ocurriese; marcamos el número y luego de
unos momentos contesto la mamá, el
compañero que había en el teléfono, imitando una voz de mujer pidió ser pasado
con el joven, este contestó y lo primero que se nos vino a la mente fue
hacernos pasar por prostitutas, las cuales llamaban a pedir una cuenta que
había quedado pendiente por un servicio que él había adquirido. Él sorprendido,
afirmaba que no se trataba de él, pero nosotros insistíamos que si era , y le
dijimos que le iba a llegar una cuenta a la casa si no se dirigía al prostíbulo a pagar,
haciendo que toda su familia se diera cuenta de lo que había realizado, de
repente él colgó y nosotros remarcamos el número, pero cuando contestó,
tendríamos que iniciar con el sistema, así que colgamos, lo que nos dio un
ataque de risa, aunque suponemos que se dio cuenta que era una broma nuestra, o
eso creemos hasta el día de hoy.
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