La convivencia en el sector de Pradito

Este sector es un lugar calmado donde todas las personas pueden compartir un ambiente sano y agradable, y fácilmente puedan hacer amistades.

Una de nuestras entrevistadas fue Erika Velásquez, habitante del sector de Pradito, quien ha habitado este sector durante toda su vida. Ella nos cuenta cómo es la convivencia en Pradito. Erika dice que todas las personas que habitan este lugar han sido vecinos toda su vida y “nunca tienen problemas con los demás”. Ella agrega que presentándose un problema de convivencia, lo mejor seria dialogar y solucionarlo con calma.
A ella le gustaría que se cumpliera la promesa de la construcción de un polideportivo, de lo cual ha hablado la parroquia y otros actores de la zona. Este polideportivo sería fundamental para que los niños no corrieran riesgos en la calle y tuvieran un lugar adecuado donde divertirse, recrearse y compartir.
Diana Rojas, estudiante de comunicación de 21 años, a quien tuvimos la oportunidad de conocer casualmente, ha vivido 18 años en este sector. Todo comenzó cuando decidimos salir a buscar personas de este sector quienes nos pudieran dar su testimonio o información sobre la convivencia en esta zona. Así, optamos tocar una puerta al azar y allí conocimos a la mamá de Diana, quien nos dijo que era bueno que su hija nos pudiera dar su opinión, puesto que estaba estudiando comunicación. De tal manera, esta joven simpática y agradable, nos aportó su valioso conocimiento y experiencia como habitante del barrio.

Para ella, es ilógico decir que no hay problemas de convivencia en el sector, porque todos los seres humanos somos diferentes y nos comportamos como tal. Afirmó que mejoraría la convivencia concientizando a las personas de sus diferencias y que la solución no es cambiar, sino aceptarnos tal y como somos y, ante todo, saber que debemos ser tolerantes.
Así terminamos nuestra presentación, contándoles que fueron muchas experiencias agradables mientras realizábamos esta pequeña consulta sobre este simpático sector del corregimiento.

Escribanos: De motel a centro religioso

Por: Daniel Tobón, Nataly Romero y David Urrego
Colectivo de comunicaciones I. E. El Limonar

“Cuando yo vine a vivir aquí, el Verbo Divino no existía y en ese entonces lo que había era un motel, que se llamaba Holiday”, nos contó Ligia Cuartas, una señora alta de 61 años, que hace 45 años habita en el barrio los Tanques.
Cuando escuchamos la historia nos sorprendimos porque nunca imaginamos que un lugar religioso tuviera este pasado. Ella también nos contó que al motel entraba mucha gente ya que antes el barrio era solo dos casas y el resto mangas. Luego cuando la gente empezó a urbanizar hicieron quitar el motel, porque según Ligia hay una ley que prohíbe los moteles en los corregimientos.
También nos contó, que había escasez de luz y para tener acceso a ella tenía que ser por medio de contrabando, tampoco había muchos medios de transporte, solo existían las escaleras, hoy llamadas chivas, y el pasaje costaba 40 centavos.
Ligia se crío junto a María Cecilia, su mejor amiga, desde pequeña y nos contaron que para ir al colegio el pasaje les costaba 15 centavos y cuando subieron a decimo y once les toco estrenar el primer bus que costaba 30 centavos el viaje.
María Cecilia también nos contó una anécdota: “Una vez una señora, se rodó por una loma que comunicaba con la carretera principal, ella iba acompañada de su nieta de cinco años. Como la señora era tan robusta tuvo un impacto muy fuerte y la niña se fue a pedir ayuda, en ese momento yo iba bajando y al verla tirada tuve la solidaridad de ayudarla a parar. Me tocó pedirle a otras personas para que me colaboraran a llevarla a un centro médico, inmediatamente cogimos un taxi y al llegar a la clínica al instante murió”. Esta es la historia de María Cecilia Zuluaga Londoño, quien con su experiencia nos contó como se empezó a convivir en el barrio.
Con esta nota queremos dar a conocer sobre la convivencia entre las personas y como a través de una experiencia se unió un barrio.

Escribanos: Sueños de Ática




Por: Yamile Serna

Colectivo de Audiovisuales

Con un tinto en la mano, sentada en el balcón de una esquina llamada Atika, ubicada en el costado derecho del Parque de San Antonio de Prado, Yuly Andrea Giraldo sueña con que las palabras, la música y el color sean de otro matiz en el paisaje de los corazones que observan sus ojos en el transcurrir de la tarde pradeña, en donde el pasar monótono de la vida, ya no será más solo un parpadeo soñado, ya que gracias a la osadía de Yuly ha surgido un novedoso y original espacio en donde la cultura seduce a quien se acerca, “este es un lugar para todos” afirma Yamile Serna, quien es una cliente habitual desde hace varios años.

Sólo una condición es necesaria para visitar a Atika, el cual es el nombre elegido por Yuly y sus amigos que significa lugar para el arte en la Antigüedad, ser sensible y estar dispuesto a dejarse sorprender por lo impredecible que se guarda entre sus muros de misterio e historia.


Nuestra experiencia con Un día de la vida de Diego

En la vereda Astillero vive nuestro amigo y compañero de escuela Diego, nosotros decidimos contar un día en su vida y así fue nuestra experiencia.

Cuentos de Naranjitos

Naranjitos es uno de los barrios más tradicionales de nuestro corregimiento San Antonio de Prado, así que decidimos investigarlos y encontramos datos sobre su fundación, una historia de amor, relatos de personajes e historias sobre encantos. Entonces hicimos Cuentos de Naranjitos.

En las calles

Los niños de Yarumalito