El Vergel de San Antonio de Prado

Los niños, niñas y jóvenes de San Antonio de Prado anduvieron por las múltiples calles del barrio El vergel en busca de historias y personajes que a diario dan vida a uno de los barrios más tradicionales del corregimiento.

Con la cámara fotográfica en mano, papel y lápiz y los sentidos bien despiertos este grupo de periodistas comunitarios cuentan un barrio diverso al que le resaltan las caras del arte, la alegría y la vida.

El sector de Cantarrana mucho por descubrir

Por Luisa Fernanda Angarita

Después de recorrer y caminar por largo tiempo un callejón llamado “Cantarrana” situado en el barrio El vergel, pude observar que es un lugar tranquilo, pacífico, donde es fácil convivir con las demás personas, donde te saludan sin importar de dónde vienes.

Personas que a diario con su rutina se ganan el diario, que se interesan por la vida y el bienestar de los animales cuidándolos y hasta sacándolos a pasear, tratándolos como parte de la familia.

Es un lugar grande y agradable, lleno de casas con diferentes formas y diseños: casas de madera, latas, casas sin terminar de construir hasta ya construidas con adobes, pintadas y revocadas. Una pared en la que se lee Cantarrana, adornada con dibujos y frases para reflexionar. Es interesante saber que la gente se preocupa por el lugar donde está viviendo y que uno puede visitarlo sin ningún problema.

Fotografía: Kelly Vanessa Cespedes Gallego

El señor de los carros

Por Cindy Lozano Moreno y Daniza Marmolejo López

Estuvimos en el barrio El Vergel, por sus muchas calles como cantarrana, las sombrillas entre otras y nos llamo mucho la atención un personaje que lijaba un carro de madera. Él se llama Mauricio y le preguntamos donde aprendió su arte:

- Hace 9 años en la cárcel. Respondió.

Mauricio Ramírez obtiene su sustento trabajando en la construcción. Sus carros los vende aproximadamente a 800.000 mil pesos. Aunque lleva poco tiempo en el sector de Cantarrana, sus días allí los ha

pasado tranquilo y le gustan sus vecinos. Mauricio con una lija y un carro sin terminar, lleno de ripios de madera en sus manos, nos dice que piensa vivir mucho tiempo más en El Vergel.

Fotografía: Kelly Vanessa Cespedes Gallego.